29 agosto 2011

nunca entenderé...

-por qué algunas personas van al baño y dejan la puerta abierta mientras hacen lo suyo. A veces con la puerta cerrada se escucha cada cosa, es necesario agregarle imágen al sonido? I don´t think so, beibi

-por qué el papel higiénico suele terminarse en el peor momento

-por qué ducharse abre la mente a ideas cuasi geniales que si no las anotás en ese instante nunca más se te van a volver a ocurrir. Generalmente pasa esto porque es dificil que salgamos de la ducha para anotar una cosa que "seguro me la acuerdo"

-por qué nunca es posible lograr un equilibrio con la temperatura del agua en la ducha y peor aún, por qué cuando lo lográs justo a algun idiota se le ocurre abrir la canilla de la cocina y te terminás quemando o congelando de golpe

-por qué leer o fumar en el baño ayuda a evacuar

-por qué siempre tengo la sensación de que alguien me va a abrir la puerta del baño inoportunamente. Esa es una imágen por la cual no me gustaria ser recordada

-por qué algunas personas (y me incluyo, aunque no siemrpe me pasa) se van a bañar pero se olvidan la toalla. No es acaso este objeto lo que determina que la parte de ducharse temrinó y viene la parte de secarse. Entonces interrupen a los gritos para que alguien les alcance la bendita toalla, que más de una vez, quiseran tirárnosla por la cabeza

luz cámara acción

















es posible que tuviera que empezar un curso básico de fotografía digital para darme cuenta, después de dos años, las cosas que puedo hacer con mi camarita choronga de 8.1 megapixeles? 
la respuesta es bastante obvia, así que obviémosla, ya que estamos.
y ahora tengo un entusiasmo casi de juguetería y me paso algunas horitas del día experimentando con mi camarita, buscando encuadres, jugando con la luz, nada pretencioso ni demasiado original. No voy a pretender ser Man Ray en dos días, ni en toda una vida tampoco.

no se muevan...
sonrían...
va foto...



28 agosto 2011

ir y devenir de las cosas



















ultimamente los encuentros semanales con mi psicoanalista son cada vez menos semanales. La intensidad alocada con la que cuento mis historias me deja sin ánimos de nada. Me recuesto en el divan y empiezo a hablar enérgicamente. Bueno, supongo que esta imágen debe ser un cliché para nada sorprendente dentro del contexto de la terapia psicoanalítica. De reojo, veo que escribe en un cuadernito y mientras hablo, paralelamente, pienso qué dirán esas notas. Quizás escribe mi nombre, lo encierra en un círculo con una flecha para abajo que dice "no return". Imagino barbaridades imposibles pero sobre todo pienso que tal vez lo que sí haga es tachar con una cruz enorme todo lo que dije la sesión anterior. Porque cada nueva visita es una nueva versión o reversión de las idas y venidas de mi vida emocional. Si hoy es A, dentro de 7 días seguro es B o C. Pero intuyo que ésto también debe ser un clishé o al menos, algo bastante normal de ver en los divanes. Entonces me doy cuenta que no tiene mucho sentido preguntarme ese tipo de cosas y sigo con mis relatos abandonando todo intento adivinatorio inútil. Después de todo, mis capacidades psicoanalíticas no son gran cosa y rozan lo ridículo más que otra cosa.