digamos que de lady no me quedó ni la pestaña en el momento en que iba entrando al hotel y con gran destreza para cometer semejante torpeza tropecé absurdamente con el escalón y me fui contra el tremendo vidrio de la puerta de entrada de manera casi irrefrenable. Digo casi, porque mi cuerpo recuperó los reflejos a tiempo y supo parar antes de que me estampillara la cara contra el vidrio y terminara cual titular de crónica: "piba se tropieza y se desfigura la cara contra ventanal de hotel". Ampliaremos". Cualquiera, no?
juro que no me pude levantar del piso porque me hacía pis de la risa y cuando vino el conserje a intentar auxiliarme y me vio en ese estado de hilarancia absoluta se le aflojaron las rodillas y se empezó a reir, un poco nervioso al principio pero se rio con ganas. Entré al lobby y me senté en el sillón unos diez minutos a reirme como una verdadera tarada. Me subí al ascensor y me seguía riendo. Al otro día cuando bajé y vi la puerta, fue como una reminiscencia y me dio nuevamente otro ataque de risa y me fui, riendome como una reverenda idiota.
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