15 mayo 2009

nos vamos mudando (parte I)

"...tómalo con calma la cosa es así, ya se hace de noche me tengo que ir..." (Chipi Chipi- Charly García) hoy se inicia oficialmente el proceso de mudanza, que le dicen. No importa si es viernes o lunes o feriado cuando se trata de mudarte porque pareciera que todos los días son la misma cosa horrible de no terminar nunca con nada. Miserias y caos propios del estado de mudanza como esa de resignarte a cocinar y usar lo que haya quedado sin embalar porque ni se te ocurra preguntar por el colador o la ollita chiquita esa que usamos para...no, ni ahí te atrevas a sacarla de algún lado dondequiera que esté guardada bajo mil kilos de papel de diario. Bueno, esa es otra...todo lo que se rompe o alguien puede llegar a romper (dícese de mi, ejem ejem) envuelto en papel de diario, que cuando llegás al otro departamento desembalás todo y no sabés de dónde salió tanto pero tanto papel de diario que te serviría para hacer una escultura chonga de papel maché y enchufarsela de una patada al soquete que se le ocurrió grandísima idea. Un sembrado de cajas, cajitas, bolsos, bolsones, mugre y muchos espacios que empiezan a quedar vacíos. Y encima se vino el frío así que eso empeora un poco todo. llego tarde a la noche y para no prender la luz me choco media docena de cajas por no memorizarme antes dónde estaba cada una o claro, por no...prender la luz y a la mierrrrrrda. Pero lo peor es que en el intento de querer empezar por algo y no saber por dónde terminás poniendo cualquier cosa en cualquier lado y después ni te acordás dónde está. En estos casos también aparecen por arte de magia esas cositas que uno creía perdidas hace siglos, como esa pincita de depilar que en ese entonces era la número 20 y ahora ya vas por la número 35 y de qué te sirve encontrarla si seguro la vas a volver a perder. Y eso es lo bueno que tienen las mudanzas, que uno aprovecha para hacer "limpieza" de esas porquerías que ya no necesitás pero que alguna vez creíste con todas tus fuerzas que sí las ibas a necesitar en algún momento y que era mejor guardarlas. Entonces fuiste acumulando boludeces inútiles como souvenires que se llenaron de tierra y ya no se sabe qué son, fósforos usados para hacer alguna artesanía trucha, hojas en blanco para papel borrador, veintemil envases de gaseosa retornable y otros tantos de cerveza, bolsas de super para la basura y bolsas en general que nunca usás porque nunca encontrás la que tenga la medida justa. Después está la montaña de ropa al pedo que usaste máximo 2 veces y fue. Qué hacemos con esa remerita de Nirvana de tu adolescencia que ahora no te la pondrías ni con 80 grados de fiebre pero de vez en cuando la sacás a relucir y se la prestás a tu novio cuando se queda a dormir? O con esos jeans hechos percha pero que siempre sirven para una emergencia o para andar de entrecasa? y esas camisetas blancas que se decosen de mirarlas pero no importa porque debajo del poulover no se ven? qué hacemos con todo eso???... tirarlo a la mierda de una buena vez. Es difícil pero necesario, sobre todo si el espacio a donde te vas a mudar no tiene la capacidad de tu actual ni tampoco la de un mega depósito. tengo la leve sospecha de que esto va a ser complicado aunque no imposible. Por lo pronto, me voy armando de paciencia. let it be...

2 comentarios:

francisco pavanetto dijo...

aún conservo mi remera de nirvana con un estampado practicamente inexistente, y amigos me regalaron una nueva (el año pasado) para que deje descansar aquella, pero porsupuesto sucedió que la nueva no la use nunca, no entendieron que no me interesa una remera de nirvana ahora, es aquella la que significa algo para mi. ya ni para pijama, pero aun la conservo. la nueva ahi esta, el que la quiera...

L.A dijo...

FANCIS P.: yo conservo dos remeras de nirvana, una que ya no se sabe si es de nirvana o de marilyn manson y la otra que está mejorcita pero que ya nos la uso. Creo que tienen más que ver con una cierta época de mi vida que con lo que soy ahora. Y no lo digo porque haya dejado de gustarme escuchar nirvana sólo es una cuestión estética que ya no practico.